En septiembre de 2020, Ana Usieto escribía en Heraldo sobre la retirada temporal del rótulo de la Torre Pikolín, que “la visión de la construcción setentera cuando se regresa de un viaje le hace a uno sentir en casa.”
Idéntica sensación era la que producía la vista del gigantesco rótulo de Jabón LAGARTO, visible por todos los viajeros de la autovía Barcelona-Zaragoza. Ver ese rótulo, de día o iluminado de noche, era una señal de que estábamos llegando a Zaragoza.
Pero este rótulo no tuvo la misma suerte que el rótulo de Pikolín: aproximadamente en 2016, fue retirado definitivamente, parece ser, por interferencia con las aves migratorias, que suponemos se verían confundidas por el resplandor de las siete letras de LAGARTO en la oscuridad del descampado. Se desconoce el destino del rótulo, que nos cuentan fue retirado por la empresa que lo desmontó, perdiéndose otro elemento de la memoria colectiva.
Aún quedan en el interior de la fábrica, inaugurada en 1971, algunas reliquias gráficas de los orígenes de Lagarto, empresa originaria de San Sebastián, que se remonta a los años 60.
En el acceso a las antiguas oficinas se encuentra instalado un fantástico mural de azulejos, obra de Juan Bautista Molins.
Dentro de la fábrica se pueden encontrar aún símbolos de LAGARTO en las tolvas y una pintura mural que representa a este reptil.