Diseñado y construido por Isidro Perez Cordero en los antiguos talleres de locomotoras a vapor del Arrabal, con motivo de su desmantelamiento, quiso representar la modernización del ferrocarril en los 70.
Con un aire entre solemne y funerario, inicialmente estaba coronado por un águila que desapareció con el tiempo, como otras águilas… Seguramente, gracias a aquella adaptación el monumento existe hoy día y se puede visitar en su nueva ubicación.
En 1970 algo tan sencillo como indicar el fin de la tracción diésel en el mundo del ferrocarril (llega el futuro ¡y con él la electricidad!), se convertía en toda una excusa para desarrollar un artístico y complicadísimo monolito.
Entre un gigantesco trofeo propio de la MTV y el adorno de un panteón funerario se debate esta creación.